Cuando se habla sobre apicultura, es inevitable tener que responder a preguntas como “¿No te pican? ¿Es doloroso?” La picadura de abeja es ligeramente molesta pero, pese a lo que la mayoría de la gente piensa, es beneficiosa para la salud.
La picadura de abeja y su aguijón
Uno de los órganos más curiosos de una abeja es su aguijón. En realidad, es un aguijón doble, ya que está formado por dos estiletes encerrados en un estuche, comunicados con la glándula encargada de elaborar el veneno.
Según se va elaborando, el veneno se va acumulando en una cavidad situada en la base del aguijón de abeja. Y cuando se produce una picadura de abeja, este el líquido venenoso es depositado en la herida que produce el aguijón.
En el caso de la reina, el aguijón de abeja es curvo; por el contrario, como ya hablamos en el artículo sobre los distintos tipos de abejas, los zánganos carecen de aguijón para que no puedan defenderse cuando llega la hora de su sacrificio.
El veneno del aguijón de abeja
Cuando se produce una picadura de abeja, a través de su aguijón inyecta el veneno elaborado por dos glándulas independientes. Una de ellas se encarga de producir materia ácida, mientras que la otra produce materia alcalina. La influencia molesta del veneno que produce la picadura de abeja se debe a la mezcla de estos dos tipos de materia, ya que cada una de ellas por separado no ocasiona molestia ninguna. Además, la cantidad de veneno inoculado es prácticamente insignificante, ya que es de aproximadamente treinta cienmilésimas de gramo. Por ello, si el número de picaduras de abeja es excesivo, no sólo pueden ocasionar dolor y malestar, sino que pueden producir la muerte de la persona o animal. Por suerte, esto se produce en muy pocos casos.
La razón por la que la picadura de abeja puede producir malestar, es que la acción del veneno provoca una perturbación sobre el sistema nervioso, creando ansiedad que afecta al corazón en su acción inervadora motora, pudiendo llegar a paralizarlo. Esto, por supuesto, rara vez se produce.
En resumen, muchas personas son tan sensibles al veneno segregado por el aguijón de abeja que, al notar sus efectos, renuncian a la apicultura. En cambio, se ha comprobado científicamente que la picadura de abeja es buena para la salud y supone multitud de beneficios a la hora de tratar enfermedades como el reúma o la artrosis. Además, quien recibe algunas picaduras de abeja al año, su organismo se habitúa y se inmuniza contra la acción del veneno de la abeja. Incluso algunos apicultores llevan a cabo las actividades sin careta ni guantes.